PsienergÃa En al famoso Instituto Max Planck de Stuttgart (Alemania), también se estudió la cuestión de los campos bioeléctricos y biomagnéticos y se llegó a la conclusión de que estas fuerzas pierden lo rítmico de las funciones físicas, estableciendo ritmos que duran más de 24 horas.

El padre del Psicoanálisis, Sigmund Freud, fue amigo del padre de los biorritmos, Wilhelm Fliess, y se interesó por las teorías de éste, creyendo, como así lo manifestó en sus escritos, que la especie humana era bisexual y que los ciclos de 23 y 28 días eran eminentemente masculinos y femeninos.

Desgraciadamente, el neuropsiquiatra de Freiberg (Austria) se inclinaría por el psicoanálisis y dejaría a un lado los biorritmos, tarea ésta  ardua, tediosa y poco atrayente en sus comienzos, donde era preciso efectuar muchos cálculos, registrar fichas, datos, a cambio de obtener pocos éxitos. Hay que considerar que para establecer los ciclos de 23, 28 y 33 días, fue preciso que muchas personas perdieran su tiempo recopilando datos y procesando toda aquella información.

Saber exactamente cómo somos es muy importante y mucho más si alguno de nosotros ha de tomar decisiones graves que puedan afectar a los demás. Los biorritmos pueden servir a los deportistas en las competencias, a los políticos en sus actuaciones públicas, a los gobernantes, juristas, militares, artistas o ejecutivos.

La relación que esta parte de la biología tiene con las artes adivinatorias es nula. Pero sí podemos estar seguros de que, al ser «corrientes bioenergéticas sutiles» conectadas de algún modo a la Energía Universal o Cósmica,  los biorritmos algo tienen que ver con las ondas psíquicas o telepáticas (psienergía).

Wilhelm FliessFue en el siglo XVI cuando el astrónomo francés Jean Baptiste Dortous de Mairin observó que ciertas plantas cultivadas en la oscuridad más completa seguían actuando y comportándose como si estuvieran expuestas al sol. De aquí surgiría el concepto que ahora conocemos como biorritmo.

Los seres humanos también están sometidos a estos ritmos endógenos, como se ha podido observar sometiéndolos a pruebas de laboratorio, completamente aislados.

En 1960, el doctor Franz Hallberg, fisiólogo de la Universidad de Minnesota (EEUU) empleó la palabra circadiano, que en latín significa «a lo largo del día», para señalar ritmos de 24 horas. Se ha podido comprobar que algunas ondas cerebrales revelan ritmos infradianos que se completan en menos de un día.

Pero otros investigadores, especialmente relacionados con factores de salud, emocionales y psíquicos, han determinado un ciclo supradiano, o sea correspondiente a valores de tiempo superiores a un día.

Hay también ritmos, llamados circanuales, que describen ciclos de un año.

El Dr. Harold Burr, de la Universidad de Yale, demostró que «las fluctuaciones en los campos bioeléctricos de organismos vivientes se relacionan directamente con la actividad de las manchas solares y los ciclos lunares».

Los biorritmos, no obstante, se empezaron a estudiar a principios de siglo en la Universidad de Viena, y su pionero fue el profesor Hermann Swoboda, al que, simultáneamente y en la Academia de Ciencias de Berlín, imitó el Dr. Wilhelm Fliess.

Estos investigadores definieron los biorritmos como «un conjunto de ciclos vitales largos -el menor tiene una duración de 23 días- que miden el gasto bioenergético del individuo en sus aspectos físico, emocional y mental, con lo que obtenemos información acerca de nuestro estado bioenergético en tres niveles diferentes». Esta definición es correcta, aunque incompleta. Estudios recientes han demostrado la existencia de más de tres biorritmos.

Hermann Swoboda, en su cátedra de Psicología de la Universidad de Viena (Austria), se interesó por los biorritmos debido a los cambios mentales de sus pacientes, ya que había observado la periodicidad cíclica de fiebres, ataques cardíacos, inflamaciones, asma y otras enfermedades.

Un meticuloso y detallado archivo proporcionó el ciclo físico de 23 días y otro emocional de 25 días. Al ampliarse los estudios y conocerse los ciclos de otros investigadores, el ciclo emocional se estableció en 28 días, a lo que contribuyó notablemente el Dr. Wilhelm Fliess. Estudios posteriores definieron el ciclo intelectual en 33 días.